domingo, 17 de mayo de 2009

Aplicación de la teoría de la ostensión-inferencia: teoría de la relevancia

La teoría de la relevancia en el marco de la comunicación ostensiva brinda un importante aporte hacia la comprensión del complejo fenómeno de la comunicación verbal humana.

Esta teoría tiene supuestos fundamentales como el que los procesos cognitivos funcionan bajo una lógica costo-beneficio, buscando el mayor efecto cognitivo por el menor esfuerzo mental.

También todo enunciado producido lleva el supuesto intrínseco que es el más apropiado tanto para el hablante que lo produjo como para el oyente en términos del procesamiento eficiente de la información.

Primeramente, lo que se comunica entre seres humanos son supuestos, es decir tienen un valor de verdad relativo, dependiente de cada sujeto y sus representaciones del mundo.

El punto de cómo se comunican dichos supuestos es algo más difícil de dilucidar, ya que se mezclan dos modelos, el modelo del código y el modelo inferencial.

Lo destacable del modelo del código es que tiene gran poder explicativo en la praxis misma de la comunicación. Esto es debido a que gran parte de las personas comparten una gran parte del código, entendiendo código como la correlación entre mensajes (representaciones internas del hablante) y señales (modificaciones en el entorno decodificadas por el oyente).

Dado el hecho que la representación semántica de una oración puede causar más de un pensamiento, falla el modelo del código, que supone que los contenidos que envía el emisor llegan al receptor sin modificaciones.

De lo anterior de deduce que la idealización representacional entre señal y mensaje es imposible cuando entra en la ecuación el significado final que tendrá en el receptor un enunciado. En consecuencia, el modelo del código no puede explicar independientemente la comunicación humana.

Por otro lado, el modelo inferencial es deductivo y en él se considera a la comunicación una cuestión de producción e interpretación de pruebas.

La inferencia en este contexto es un razonamiento efectuado por el oyente a partir del acto de ostensión del hablante, por lo que la comunicación se dará solo si el oyente reconoce la intención del hablante.

Dentro del modelo inferencial no es necesario la utilización de un código.

El problema que se plantea con respecto al modelo inferencial es debido a la definición griceana (H. P. Grice) de significado, la que implica dos problemas empíricos.

En el primero se reconoce un exceso de intenciones en la definición de significado, mientras que en el segundo se señala que el análisis permite que actos que no tienen significado se ajusten a la definición y, por ello, desde la teoría se declaren como significativos.

Más allá de estos dos modelos, al hablar de la comunicación verbal, es necesario considerar ambos, el inferencial y el de codificación-decodificación.

La presencia de un código en la comunicación verbal es condición necesaria pero no suficiente. Para que el hablante transmita su mensaje, se sirve del código, pero solo lo hace a modo de permitir la inferencia aproximada de su mensaje por parte del oyente, no de su total significado lingüístico.

Al referirse a la inferencia adecuada de enunciados, es necesario establecer que no todos los hablantes comparten los mimos supuestos de mundo, aunque compartan sus habilidades inferenciales y el lenguaje.

Así, el problema es dilucidar el como el oyente hace para entender lo que el hablante quiere que el oyente entienda. Para ello los contextos, como construcciones sicológicas, deben ser similares para permitir el mutuo entendimiento.

Lo anterior sería posible si se asume el concepto de conocimiento mutuo, es decir, que el hablante y el oyente comparten los mismos supuestos, y además, ambos saben que el otro sabe que ambos saben. Pero tal concepto asume que ambos actuantes están constantemente chequeando los supuestos comunes para hacerlos mutuamente evidentes, lo cual no es empíricamente plausible.

Aquí surge otro concepto, el de entorno cognitivo mutuo. Este concepto enuncia que las personas que comparten un mismo entorno, también comparten supuestos de ese entorno, pero no es necesario que compartan el conocimiento de que comparten esos supuestos.

Entonces, el entorno cognitivo mutuo de dos o más personas está conformado por la intersección de la totalidad de sus entornos cognitivos, o sea, el conjunto de hechos que les son manifiestos.

De aquí se desprende la manifestabilidad mutua, concepto más débil pero más operativo que la de conocimiento mutuo. Esto es ya que no permite explicar, por ejemplo, la coordinación simétrica entre receptor, emisor y código. Pero por otro lado tiene en cuenta la coordinación asimétrica, ya que hablante y oyente no solo se diferencian en sus funciones sino también en sus entornos cognitivos.

En resumen, el hecho de comunicar implica el querer modificar el entorno cognitivo del oyente, el modificar los mismos pensamientos del oyente y este concepto permite inferir que la comunicación humana se orienta hacia la relevancia dentro de diferentes entornos cognitivos.

Esta relevancia se conceptualiza en el principio de la relevancia. Este principio plantea que si un hablante pretende lograr una eficiencia óptima de funcionamiento en las situaciones comunicativas, deberá comunicar una información nueva para el oyente, y que ésta este relacionada con su información anterior. A partir de la relación de inferencia que surja entre la información nueva y la vieja, se puede agregar nueva información por parte del oyente, lo cual es considerado relevante.

De esta manera, un acto de ostensión conlleva necesariamente una garantía de relevancia, de forma que el oyente podrá inferir cual de los supuestos manifiestos ha sido hecho intencionalmente manifiesto por el hablante.

De este modo, la relevancia no se juzga en términos absolutos sino relativos. Es decir, un supuesto es relevante en un determinado contexto: en la medida en que sus esfuerzos contextuales son amplios, y en la medida en que el esfuerzo requerido para obtenerlos es pequeño.

Por otro lado, el contexto no viene dado de antemano, sino que el destinatario de un enunciado lo elige y modifica en cada momento. El que interpreta un estímulo lo hace pensando en que puede ser relevante, para lo cual busca entre su conjunto total de supuestos aquellos que le conduzcan a la interpretación más relevante posible (la que con un coste de procesamiento mínimo, produzca la mayor cantidad posible de efectos contextuales). Por lo tanto, lo dado no es el contexto mismo sino la presunción de que lo que se ha dicho es relevante.

Es a partir de la ostensión de hablante que el oyente efectúa las inferencias, por lo que el modelo se llama comunicación ostensivo-inferencial.

En este punto se debe hacer la diferencia entre intención informativa e intención comunicativa. La primera es la intención del hablante de hacer mutuamente manifiesto con el oyente un conjunto de supuestos. La segunda, la intención del hablante de hacer mutuamente manifiesto con el oyente que el hablante tiene una intención informativa.

La comunicación intencionada que se realiza por medio del lenguaje articulado es un tipo de comportamiento característicamente ostensivo-inferencial. Una conducta comunicativa es ostensiva cuando el hablante, mediante la utilización de un enunciado, hace evidente a su interlocutor la intención con la que lo ha producido, y el oyente interpreta el enunciado ostensivo en la misma dirección prevista por el hablante.

La comunicación ostensiva-inferencial está basada en la relevancia en donde la mayoría de los estímulos - lingüísticos o no lingüísticos - que se utilizan son representaciones. Una representación reconocible puede utilizarse para atraer la atención del oyente hacia conceptos que no están ejemplificados en el entorno inmediatamente perceptible.

La comunicación codificada solo puede usarse en el marco de la comunicación ostensivo-inferencial.

Así, cualquier enunciado puede utilizarse de dos maneras distintas para representar cosas. Puede representar un estado de cosas en virtud de que su forma proposicional refleja fielmente ese estado. En ese caso se dice que es una descripción, o puede representar a otra representación que también tenga una forma proposicional (un pensamiento por ejemplo) en virtud del parecido que existe entre ambas formas proposicionales. En este caso se dice que la primera representación es una interpretación de la segunda, o que se utiliza interpretativamente.

La teoría de la relevancia en el contexto de la ostensión comunicativa de esta manera explica la comunicación humana basándose en los mecanismos cognitivos de la inferencia selectiva de los enunciados recibidos. Esto gracias al grado de relevancia otorgada a dichos enunciados, siendo este un proceso que realizamos todos a diario, que es ineludible y exclusivo de nuestra especie.

Esto lo hace desde una perspectiva pragmática, es decir, intenta explicar lo que sucede cuando hablantes y oyentes producen e interpretan el lenguaje de tal manera de construir una teoría de la pragmática universal, lo cual logra exitosamente al abarcar gran variedad de factores posibles dentro de la teoría y explicarlos de manera clara y coherente.


Gil, J.(2001). Introducción a las teorías lingüísticas del siglo XX. Santiago de Chile: RIL Editores.

Alumno: Mauricio Maureira C.

2 comentarios:

  1. Mauricio
    Me parece muy buen artículo publicado. La idea de estos trabajos de comentario y análisis era que fueran en grupo, es decir, que implicaran algún grado de discusión con alguien más. De todas maneras tu texto me parece muy bueno en general. Advierto algunas faltas de tildación, sobre todo en palabras interrogativas indirectas, como el "cual" en "de forma que el oyente podrá inferir cual de los supuestos manifiestos ha sido hecho intencionalmente manifiesto por el hablante". debo chequear un detallito de la referencia y te pongo la nota definitiva.

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  2. Tal como he estado comentando en los otros blogs, para los siguientes informes debes procurar explicitar de manera absoluta las citas directas y las citas indirectas (parafraseos), aspecto que no veo en tu trabajo. El estilo académico está perfecto.
    Nota: 6,0

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